He hablado recientemente con un par de personas que comparten un mínimo común: la prácticamente nula relación que mantienen con sus hermanos.
Puedo entender, y entiendo, que todas las personas son distintas y que pueden saltar chispas en determinadas situaciones. Pero creo que, siempre, hay que intentar controlarlas y no dejar que nos asolen. Y mucho menos cuando dichas personas comparten una gran cantidad de ADN entre sí.
Sé que a veces hay realidades poco idílicas. Pero hay que intentarlo al menos.
Y sé de lo que hablo.
Tengo 5 hermanos y no podemos ser más antagónicos. Y suelen darse a lo largo de los años bastantes ocasiones para que yo (la sin paciencia) mande toda la unidad familiar a paseo. Pero en seguida recapacito, respiro hondo, cuento despacio del 5 al 1 (ó del 20 al 1, según lo requiera el momento) y procuro subsanar lo ocurrido o pasar página (según el caso).
Mis 5 hermanos y yo también compartimos un mínimo común: unos versos de Martín Fierro que mi madre consiguió que aprendiésemos de memoria antes incluso de saber leer. Creo que son bastante explícitos, así que lo reproduzco sin más dilación.
"Los hermanos sean unidos
Porque ésa es la ley primera
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea
Porque si entre ellos pelean
Los devoran los de afuera"
P.D.: ¿Y si es mejor así? Vale la pena intentarlo.
En los mundos idílicos todo es perfecto.
ResponderEliminarLa armonía entre los seres, tiene la premisa que todos tienen que poner de su parte.
Dar, dar, dar... alguna vez se ha de recibir 8-)
Enhorabuena por tus matemáticas :-)
PD: Por cierto yo ya estoy suscrito a este blog. ;-)
Un besote
R
Y se recibe, pero no hay que dar esperando recibir.
ResponderEliminarSi se hace así, sin esperar nada a cambio, solo porque salga de dentro, uno se da cuenta de que también recibe, y acaba sintiéndose bien.
Pero, claro está, esto es sólo mi modesta opinión.
Bsos.