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2/10/08

Cuéntame Un Cuento (Celtas Cortos)

Hubo una vez una pelirroja (mu’ alta ella) a la que, como dice una canción, “sin saber como ha venido te ha cogido la tormenta”. ¡¡¡Y qué tormenta!!! Una tormenta que ha durado años y, que aún hoy, va dejando algún que otro resquicio.

Pues resulta que estando ella en una de esas edades tan fantásticas que tenemos las chicas (qué lejos quedó, por dios) en la que somos capaces de comernos el mundo, y sin ser siquiera capaz de imaginar lo que aquello acarrearía, entró en una cueva*. Cueva que por cierto distaba mucho de parecerse a las típicas cuevas de otros cuentos; pues ésta, y por contra, lejos de estar completamente a oscuras tenía una tenue luz parecida a la de un atardecer*. Y cueva que no estaba vacía, sino en la que más bien había overbooking.

Como la pelirroja es mu’ hacendosa y vio que había tarea, se puso a trabajar. Pero, lista ella, rápido se dio cuenta de que en la cueva sólo había dos personas más, el resto que allí moraba eran alimañas*. Aún así decidió seguir en la cueva y tratar amablemente a las alimañas. Pero como éstas son justo eso: alimañas, pues no podía acabar la cosa muy bien, la verdad. Y mira que la pelirroja que nos ocupa y sus amigas-personas se lo curraron …

Pues eso, que al final había tanta mierda en la cueva que no se podía limpiar y decidieron marcharse, cada cual a su ritmo, de la cueva y dejar allí a las alimañas (a ver si era posible y se comían unas a otras, hombre).

La pelirroja, durante su estancia en la cueva, conoció a otra-persona-de-sexo-contrario-y-yuxtapuesto-a-otra* que habitaba una cueva cercana en la que había más alimañas. Y claro, para liar aún más el cuento, resulta que Cupido (o un primo hermano con mucha guasa) hizo de las suyas.

Una vez todas las personas fuera y lejos de las cuevas seguía la pelirroja siendo perseguida por las alimañas que, por cierto, algunas pueden ser llamadas también sin vergüenza y/o payaso.

Al final no hubo más remedio que hacer un consejo* para intentar pasar página y cambiar de cuento a ser posible, que éste se había quedado algo atascado. Consejo que estuvo amañado desde el principio y se sabía de antemano la resolución que pondría fin a tan dañino litigio (vamos, pa’ escupir a los del consejo).

Moraleja.- Pues la pelirroja pasó a mejor vida … Cambió las cuevas por un nido (de amor) en la urbe, y pasó de trabajar en las cuevas a estar-pegada-a-un-conocido-teléfono-rojizo* mientras espera poder vivir de trabajarse-a-personas-algo-alicaídas*. Y mientras siga siendo capaz de reírse de la vida no conseguirán hacerle daño ni tropecientas alimañas juntas.

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* A pesar de ser un cuento, y de que cualquier puto parecido con la realidad es sólo eso: un puto parecido, algunos nombres han sido cambiado … es lo que hay.

Celtas Cortos – Cuentame Un Cuento

2 comentarios:

  1. Hola Rosalinda!!!!!!
    Acabo de leer el cuento q me has dedicado y m ha encantado guapa.Nadie antes se habia parado a pensar en lo q he pasado estos años y plasmarlo cm tu has hecho,ni metafóricamente hablando a través de un cuento-encubierto(pq yo he sabido todo el tiempo qienes eran las alimañas y quienes las personas-amigas,pero quien lo lea ni zorra,verdad??) ni simplemente pensarlo detenidamente cm tu has hecho.Gracias por ser consciente y dedicarme un rato donde sólo yo soy la protagonista de la historia de una parte de mi vida a la que nunca jamás volvería y gracias por la consideración,empatía y tu forma de ser altruísta.Nadie va a conocerme pero nosotras sabemos de q se trata verdad???Gracias simplemente por haber pensado en mi.

    MIL BESOS PA TI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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