Me parece injusto. Siempre. Y lo sabe. Obviamente le da igual.
No soporto que las cosas hayan de ser siempre a su antojo. Ni entiendo. Ni comparto.
Las cosas a veces son necesarias. Pero sólo si son necesarias para él, no para el otro. Y esto no tiene sentido.
Creo que ni piensa lo que dice. Lo dice y ya está. Le da igual lo que suceda después. Si se forma una bola y empieza a rodar … que ruede! Porque ya no estará ahí para verlo. Nunca está. Nunca estuvo. Con nada. Con nadie.
Intuyo que es un (su) mecanismo de defensa, aunque, sinceramente, aún no sé a qué. Pero, igualmente, no me vale.
…
Si se quiere jugar me parece estupendo, pero antes hay que dejar clara las reglas del juego para que los jugadores decidan si juegan o no. Porque, para jugar, lo principal es que te guste el juego, además de encontrar alguien a quien le guste también y quiera jugar contigo.
Pero en todo juego hay unas normas.
¿Jugamos?
Andrés Calamaro – Jugar Con Fuego
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