Esta madrugada la noche es cerrada y no deja de lloviznar. Sólo los protege la tenue luz de la luna. Lejos de todas las miradas y de cualquier bocado de realidad; así se sentían. Tan sólo se oía el leve repiqueteo del agua al golpear sobre el cristal. No piensan, se dejan ir. Se desvanecen ...
Cuando lo vieron ya era tarde, ya estaba junto a ellos. No lo oyeron llegar ni acercarse. Lo último que recuerdan en sentir su aliento en la nuca. En cuanto se vio descubierto fue a esconderse tras un árbol, junto al coche que había dejado en marcha.
-Así volvieron a la realidad-
Amaral – Esta Madrugada